lunes, 1 de septiembre de 2014

Siempre supe que es mejor, cuando hay que hablar de a dos, empezar por uno mismo







La primera vez que fui al Cafetín de La Teja -bah, que me pasé hasta casi llegar al Cerro y tuve que llegar caminando, acompañado por una mujer linda y una paranoia fea de explorador nacido en el no-barrio de Tres Cruces- me entreveré con los cuatro o tres botones de la rocola y puse este tema dos veces. Me dediqué una vuelta entera a escuchar sólo el bajo que hacía vibrar las ventanas, mientras la madrugada me hacía pensar "esto es rock".


Qué lindo disco. La Shakira de trenzas horribles, la que escribía sus propias canciones con música y todo, la del aire loser que sintonizaba con 1998; todavía no la de la intuición, nunca angloparlante, definitivamente ni un poco rubia. La que agitaba el monedero en "Ojos así", no tan sexy como con esa sed de atención de nena chica que pretende ser el centro de un cumpleaños con su única habilidad. ¿Dónde están los ladrones? me debe haber marcado más que el Nevermind, en una época con más campamentos de telenovela que graffitis y vandalismo urbano (vivía en Carrasco Norte. No hay mucha cosa que vandalizar, porque no hay mucha cosa).


En serio, qué buenos bajos que tiene Shakira. Debe haber sido el único disco que ocupa ese conjunto casi vacío de las cosas que compartimos con mi hermana tres años menor (las lecturas no, en el Nintendo yo era tan bueno que -o porque- acaparaba el control, Buffy, la Cazavampiros se la obligaba a mirar pero creo que nunca le prestó atención, Nirvana le parecía ruido y lo era). Hay que verla en el Unplugged de MTV (a Shakira, no a mi hermana), ronroneándole a los músicos con una torpeza súper liceal, robándole aún más piques a Alanis o cantando una preciosa versión de "Inevitable" a cuatro guitarras, una tocada por ella. Aparte, el bajista se sentó atrás de la entonces pelirroja y la cámara lo agarra todo el tiempo. Lo que más me gusta de estos unpluggeds son las reversiones, y Shakira acá lo hace mucho, mete inflexiones de voz distintas y muchas variaciones melódicas, además de que la bandaza rearregló todos los temas. Me encanta la versión trancadísima, monontonal, inundada de Hammond, de "Estoy aquí", la canción del disco Pies descalzos, sueños blancos, que cierra con el tema antiabortista más lindo de Lantinoamérica, "Se quiere, se mata" (en una letra posterior dice que no cree en Marx. Para atar cabos).


Contrario a lo que todo el mundo piensa, no es su primer disco: cuando era menor (artísticamente y de edad) sacó Magia y Peligro, dos fracasos comerciales que vendieron en total 3.000 copias en Colombia, que hoy están desaparecidos del planeta y que me haría enormemente feliz encontrar algún día en la feria. Después, bueno, vino Servicio de lavandería, con la mano de la productora, cantante y gusana Gloria Estefan revolviendo algunas de las composiciones y un trasfondo obsceno de temas dedicados a De La Rúa Jr en plena crisis argentina. Igual está "Underneath Your Clothes", creo que su última canción inspirada.


En los años siguientes perdió peso, perdió gracia y ganó millones de dólares y de fans, pero no pude escuchar "Loba" del todo libre de gesto irónico. Aunque si viene a Uruguay, claro, estoy ahí (queriéndote), en primera fila, o lo más cerca que me permita Red UTS. Para que lo que queda de mi yo de 1998 vea lo que queda de la gordita loser o, de última, para estudiarle los dedos al bajista.